No quiero que me entiendas, pero ahora mismo te veo más guapo que de costumbre, más brillante, como si todo el Sol de julio se hubiese concentrado en tus pupílas, también te veo más borroso que nunca, y no me digas que tienes un hermano gemelo porque no me lo creería, pero también te veo doble.
Llevo bebiendo en esta habitación de hotel desde que sé que tienes una nueva falda, desde que me han dicho que te has puesto de rodillas y le has pedido que se case contigo, desde que sé que te ha dicho que sí.
Quiero que sepas, ahora que me cuesta pronunciar tu nombre, que estoi malacostumbrandome a no tenerte, a no verte por las mañanas, a no tenerte por las noches, me estoi acostumbrando al silencio que da tu ausencia, a no hecharte de menos.
Asusta, olvidarte tan rápido. Alomejor es el alchol, las ganas de que no duelas, ya sabes, poner la tirita antes de la herida.
Pero estoi hasta arriba, la habitación ha empezado a oler a ti y estás por todas partes, en la cama, sonriendome desde la puerta, mirando por la ventana, diciendome que estás felíz por verme aquí, que te alegras por todo lo que ha pasado en mi vida, que estoi invitada a la boda con tu futura esposa.
Y te sonrío, o creo que lo hago, no lo sé, la botella en mi mano ya no grita que me la termine, ahora está vacia, sin gracia, mirándome a la cara y susurrándome que te has ido.
Y me duermo, o creo que lo hago, y me arropas, o creo que lo haces, y te digo, casi sin saber articular palabra, que mi vestido de novia hubiese sido más bonito.