Procuro no perder la cabeza entre copa y copa esta noche. Me he prometido escribir sobre lo bonitas que me parecen las personas tristes y esas con la sonrisa rota. Pero cuándo cierro los ojos, los tuyos me miran. Otra copa, creo que llevo sentada en este bar toda una vida, las estanterías estan llenas de botellas rotas donde seguramente, antes, brillarian recién compradas en esa pequeña licoreria de la esquina. La música no me molesta, es de un tocadiscos de los años ochenta, la canción, simplemente no me viene a la cabeza. Hay poca gente esta noche y son todas personas rompecorazones, desastres que no han querido quedarse en casa un domingo esperando a que sea lunes y luego martes y asi hasta que la rutina es por lo único que viven. Bailan descordinados una nueva melodía y yo no tengo suficiente papel para describir tanta poesía. Al final de la barra, hay una pareja un tanto mayor moviendose al ritmo de los versos que tengo inventados en mi cabeza, se cogen de la mano muy fuerte, como no queriendose soltar nunca. Y sonríen, se sonríen el uno al otro sin importar que hoy es lunes, la rutina a comenzado y el mundo poco a poco baila mas descompasado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario