Hoy, he escuchado tu nombre por primera vez en diez días, una madre en el parque le gritaba a su hijo que no se fuera muy lejos, ese pequeño tenía el mismo nombre que tú. Sonreía con dulzura y en sus ojos se veía una pizca de picardía, era bastante travieso. Recordé el día en el que salimos a por unas copas y me dijiste que no me separara de tu lado, que las calles estaban muy peligrosas estos días, bonito complejo de héroe. Bailamos como tres o cuatro canciones sin descanso, entre tanto una cerveza, un beso en la comisura de sus labios, unas risas en la zona mas oscura del bar. Lejos, en ese momento, parecía una palabra prohibida en nuestro diccionario, ese niño con tu nombre me recordó que si haces caso a la persona que quieres, te quedas para siempre a su lado. Supongo que eramos mas traviesos, mas locos, ingenuos pensando que lejos era un lugar para los cuentos. La última en mi casa, dijiste, la letra de aquella cancion que sonaba por los altavozes, decía algo como que no hay valientes en el amor, cuando se trata de querer, siempre somos algo cobardes, la tararee hasta la mañana siguiente, cuando llegué a casa, ya era febrero, hacía más frío. Llegó a irse lejos, no volví a saber nada de él hasta que escuché el nombre de aquel niño.
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