Y me sonríe, con esa sonrisa que mata a los días grises, que da luz a momentos dónde no sabes si saltar al precipicio y caer al vacio. Y su risa? Alguna vez habreis escuchado cosa más bonita? De vez en cuando y sin que él lo sepa la pongo en modo repetición y me tranquiliza. Me mira, con esos ojos capazes de para el tiempo y hacerme temblar, me mira con un brillo distinto en su mirada que promete un presente largo acompañado de un increíble futuro. Tiene trescientos sesenta i cinco dias para decirme te quiero y me lo escribe en cada pétalo de las margaritas que me regala para que nunca me salga que no, que no hay opción para el olvido, porque cuando se trata de él, el recuerdo es lo único que me queda. Que me vuelve loca su manía de cantarme canciones para dormir, de regalarme sonrisas en mis dias tristes, de comprarme todas las caricias que le pido. Porque es poesía en cada uno de mis versos y no se da cuenta de que cada día que pasa, me salva un poco más. Que no le hace falta un día para demostrarme que juntos somos mas fuertes, que si el insomnio se presenta y viene acompañado de la cordura gritamos bien fuerte para que se vayan. Me produce las arritmias con las que bailamos cogidos de las manos y me promete que la rutina se asusta cuando se trata de nosotros. No cree en los para siempre, pero dice que tiene cierta tendencia por los pequeños infinitos que formamos cada dia, asi que no me promete amor eterno pero jura que ninguno me va a querer como él. Hoy me ha regalado margaritas en vez de rosas y me ha sacado a bailar mi canción favorita, aquí, donde reside un nosotros, no es febrero ni catorze, pero eh, felíz san valentín.
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