domingo, 28 de febrero de 2016

Pobre Camarero

Pagas por tu café del día a ese camarero que no ha dejado de giñarte el ojo desde que entraste a la cafetería, sin saber que tú, ya tiemblas por otra mirada, que no sabe que llevas más de tres días  buscando emborracharte de unos labios que no escriban poemas sobre lo corta que llevas tu falda o como haces música  cuando caminas por las calles que te han visto llorar a unas manos, que ya no  quieren tocarte. Tampoco sabe que llavas sus palabras guardadas en el bolsillo pequeño de tu bolso y son tu salvavidas. Pobre camarero, se ha enamorado de unos ojos sin brillo, de una musa sin puta idea de poesía. Que dice quererte, por que no sabe que eres desastre, que eres adicta a la soledad, y que escribes para olvidar su nombre, no el del camarero, el piensa que tiene suerte al encontrarte, pero tu eres de las que piensa que la suerte solo vive en los trevoles de cuatro hojas y hace tiempo que nadie te regala uno. Querido camarero que me guiña un ojo cada vez que le pido un café, a mi me gusta tomarlo solo y sin compañia, leyendo quizás, un poema que me haya dedicado él y con la sensación de un insignificante escalofrio que me bese por la espalda. Pobre camarero, no sabe que se ha enamorado de un corazón roto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario