domingo, 31 de julio de 2016

Alex y Lucía

La historia más bonita que conozco me la relató mi abuela cuando tenía unos once años, contaba la particular historia de cómo conoces al amor de tu vida y tienes que luchar por él con uñas y dientes. Todavía sonrío al recordar como sonreía mi abuela cuando hablaba de aquel chico que un dia le robó el corazón.

Digamos que se llama Lucía. Lucía ha vivido siempre de las historias que le contaba su abuela de pequeña, de cómo nunca tienes que dejar de buscar al amor de tu vida, de cómo ese amor lo arrasa todo y te deja sin respiración. Lucía ya no busca, ha aprendido que algunas historias son más  bonitas desde diferentes puntos de vista. La suya es diferente, la suya no va de encontrar al amor de su vida, ella lo encontró y él se fue. Ahora vive de chicos con arritmias en el corazón y una facilidad brutal para respirar.

Supongamos que éste es Alex y tiene arritmias en el corazón. Alex sabe de buscar y no encontrar, de pelear y perder, de aferrarse a algo que ya no está, de quemarse con el clavo y seguir pensando que no quema tanto. Alex a conocido a esta chica desde el instituto, ella no paraba de contarle esas historias cursis que le recitaba su abuela antes de irse a dormir, de cómo el amor es algo que te salva, ella no paraba de sonreír. Todavía recuerda las pequeñas arrugas que se le formaban cuando reía.

Digamos que Lucía y Alex se conocen desde niños, qué han crecido juntos en un pueblo a las afueras de Barcelona, qué los dos van a la misma universidad y han visto como todos sus seres queridos han encontrado su final. Felíz o no, siempre ha sido una historia bonita de contar. Su amigo Mario qué conquistó el mundo de Alicia, aquella chica Sofia que juró solo sonreír a Carlos y la historia interminable de Claudia y Hector todavía buscando su lugar.

Supongamos que Lucía y Alex son dos historias sin punto y final. Ella cree en un felices para siempre, ella quiere un amor como el de su abuela, de cartas y flores, de no poder respirar y que se acelere el corazón. El cree que los cuentos no pertenecen a la vida real, que tiene arritmias en el corazón y está enamorado de una chica que tiene demasiado idealizado  el amor por aquellas historias que le contaban cuándo era pequeña.

A los once años jugaba con los niños al fútbol, no me fijaba en las chicas y no quería saber nada del amor, ni siquiera sabía lo que eso significaba, despues llegó ella, con esa risa contagiosa y mil historias sobre encontrar el amor de tu vida.

miércoles, 20 de julio de 2016

Sara

"Me ha besado y ni siquiera sé su nombre, tiene unos ojos preciosos y una chica rubia con piernas kilometricas, lo llama cariño, pero me ha besado y no puedo olvidarme de él"

Digamos que esta es Sara, Sara tiene la mala costumbre de escribir a altas horas de la madrugada y enamorarse de la persona equivocada. Esta loca por encontrar a su principe azul y es adicta a los domingos. Sara es la hermana pequeña de Hector y como él, tiene esa mala costumbre de fumar cuando esta nerviosa, tambien es una amante de la poesía y la literatura romántica. Piensa que algun día encontrará su para siempre.

"Quizas esto no vaya de encontrar a mi principe azul, pero sigo buscando mi felices  para siempre, sentirme que estoy en un lugar muy lejano preguntandole al espejito mágico quien es la más guapa del reino y diga que soy yo. Quizá esto no trate de encontrar al amor verdadero, quizá no me despierten con un beso ni coma perdices, pero quiero pensar que hay alguien buscandome".

Digamos que Sara tiene veintitres años y es dueña de un blog donde escribe todas sus experiencias, las veces  que le han roto el corazon, o porque ya nadie baila. También hay algunas entradas con posibles nombres  para él y otras en las que va muy borracha para descifrar lo que pone.

"Son las cuatro de la mañana y voy etílica, esta noche he conocido a mi principe azul y me ha robado un beso, esto que escribo, quizas no lo recuerde y mañana cuando lo vea me de verguenza y lo borre, asi que aprobecha hoy para leerlo. He conocido al chico perfecto, ojos azules, el pelo despeinado y del color del café, con una sonrisa para parar vidas y una risa contagiosa, no voy a hablar de su cuerpo, os enamorariais. Me ha pedido que baile con él y me ha dado un beso, no se a podido resistir me ha susurrado al oído, después  de dos bailes y quizas tres o cuatro besos más se ha ido. A las tres i media de la mañana ya llevaba mis bien cinco chupitos de tequila y me he dado cuenta que ni siquiera le he preguntado el nombre, luego lo he visto cogido de la mano de una rubia con piernas largas, llamandola cariño y mirandome a los ojos. Me ha sonreido, el cabron tiene a otra y yo le he sonreido."

Digamos que Sara tiene tendencia a enamorarse de chicos sin nombre, a emborracharse y bailar la música que nadie escucha.

"He llegado a casa después de una noche llena de sorpresa, son las cuatro y media de la madrugada y no se me olvidan tus ojos, ni esa risa. Por cierto, sé que ahora estas con otra y ya estoy celosa, no sé ni tu nombre y quiero que grites el mío. Si alguna vez tu o esa chica os topais con este blog, solo decirte que a ti te sigo esperando, y a esa chica, la rubia con piernas largas, sólo decirte que tu novio besa de maravilla y tiene unos ojos preciosos".

sábado, 16 de julio de 2016

Claudia "dejarse llevar"

Dejarse llevar suena mejor después de la primera oportunidad, cuando el amor es nuevo y huele a para siempre, cuando no te han roto el corazón ni se han equivocado de piernas después de una borrachera. Dejarse llevar sonaría mejor si todo dependiese un poco menos de nosotros mismos.

Me ha pedido que sonría de nuevo, como antes. Coger un tren a ninguna parte. Ser felices. Tambien me ha dicho que ayer salió y que se puso etílico, me recitó el nombre de tres chicas al azar, Maria tenia una sonrisa de ganadora pero no olía como yo, Carolina tenia piernas kilometricas pero no hacían juego con mi risa, y una chica cin el nombre de Alicia le dio un consejo. "Ponte los pantalones de chico grande, conquista su mundo".

Me acuerdo cuando esas mismas palabras salían de mi boca y se las regalaba a mi camarero, esa chica Alicia, es una chica con suerte. Ahora Hector esta en la cama después de su segundo viaje al baño, de vez en cuando lo miro y sonríe, como si supiera que lo estoy vigilando.

Tengo miedo sabeis? Miedo a que esto se convierta en vicio y no en realidad, en esa historia que le cuente a mis nietos y que no puedan seguir de ejemplo. Ha aparecido etílico, con una promesa de hacerme feliz y una historia con tres chicas de protagonistas y yo, he querido darle un beso y escaparme con él.

Dejarse llevar suena mejor cuando la persona que te quiere no baila con otras piernas, cuando tú, no tienes miedo, cuando te dicen que sonrias y sonríes. Hector me ha pedido que sonría de nuevo, como antes, ser felices. Dejarse llevar con él nunca me a sonado tan bien. Y qué  bonito.

miércoles, 13 de julio de 2016

Hector "ser felices"

Verte sonreír de nuevo, como antes. Coger un tren a ninguna parte. Hacernos felices.

Ha pasado un mes desde que Hector y Claudia tuvieron miedo. Desde entonces, han habido cartas, mensajes de watssap, llamadas a altas horas de la madrugada, sonrisas cómplices desde el otro lado del teléfono, una promesa de volverse a ver, de vencer el miedo.

Hector va etílico, hace más de un mes que no ve a Claudia y tiene miedo. Hoy a salido a bailar y ha beber. Hoy ha querido olvidar. Le ha puesto el nombre de su ex a tres chicas esta noche, ninguna con sus piernas. La primera se llamaba Maria, llevaba el pelo recogido y una sonrisa de ganadora, se ha acercado y le ha pedido un cigarrillo.

-Lo siento preciosa estoy dejando el vicio. Maria le ha sonreido y le ha invitado a un chupito, Hector ha olido su perfume después de un beso en el cuello, se ha dado cuenta que no era ella.

La segunda chica se llamaba Carolina y tenia la voz muy dulce y unas piernas kilométricas, Hector le ha inviatado a la última y le ha susurrado algo sobre llevarla a la luna, ella ha sonreido y no ha causado ningún efecto en él, esas piernas no hacen juego con su risa.

La tercera chica se llamaba Alicia, era rubia y estaba sentada a un lado de la barra hablando con el camarero. Hector se ha acercado y le ha pedido fuego, esta noche sus vicios estan permitidos.

-Hola guapa tienes fuego? Si quieres luego podemos hacer magia en algún rincón de Barcelona. El camarero se ha puesto tenso y Alicia lo ha mirado para calmarlo.

-Lo siento cielo, pero esta noche tengo todo lo que quiero. Ese chico que ves detras de la barra conquistó mi mundo hace tiempo y parece que el tuyo está  deshabitado. Deberías ponerte los pantalones de chico grande y conquistar el mundo de alguna chica con suerte.

Son las seis de la mañana y Claudia abre la puerta, un Hector muy borracho le pide que sonría de nuevo, como antes. Coger un tren a ninguna parte. Ser felices.

viernes, 8 de julio de 2016

Sofia (me recogo el pelo y bailo con él)

Te creo, cuándo me dices que estoy mas guapa sonriendo, cuándo son tus ojos los que me miran, cuando me giro y eres tu el que me llamas, te creo.

Yo soy Sofia, también conocéis mi historia, sabeis que fui a un bar con la suerte de encontrarme a un chico que me llamaba por el nombre de otra y los ojos verdes, que grité su nombre y él no me escuchó, que me invitó a la última y ha conocer su casa, que nunca pude sacarme a mi ex de la cabeza ni él a la suya, que fuimos final desde el principio. También sabéis que sigo en rehabilitación por un corazón roto, que soy la niña loca de un chico al que le cuesta quereme, que soy adicta a él.

Cuando conocí a Carlos fue amor a primera vista, me volví loca por él, perdimos la inocencia, las ganas de conocer a alguien más, yo era su niña loca, él, mi chico con armadura. Me hacía reir, conocia todos mis puntos débiles y mis cosquillas, salíamos a bailar, al cine, me llevaba a fiestas y se ponía a bailar con otras. El siempre me decía que por muchas piernas con las que bailara nunca serian las mías, que siempre se perdería en mi falda.

Le creo, a día de hoy le sigo creyendo cuando me dice que estoy más guapa con el pelo recogido, cuando sólo le sonrio a él, pero también he aprendido a bailar con otros ojos, con otras manos, con una voz distinta a la suya, me he fijado en otros chicos, me he vuelto loca por algunos de ellos, sabes mi historia, quise intentarlo con Hector.

Pero siempre vuelvo y siempre vuelve, con esa sonrisa de niño pequeño, enamorandome una y otra vez, bailando sólo conmigo, pidiéndome que únicamente  le sonría a él.

Y lo hago, le creo, me recogo el pelo, le sonrío y bailo con él.

Claudia (carta a..)

Nosotros, que nunca tuvimos suerte, nos encontramos, locos, capazes, encontramos la suerte en los ojos del otro.

Soy Claudia, tengo veinte años y la mala costumbre de usar siempre vocales, estoy enamorada, del amor, de los imposibles y de Hector. Hector tiene veinticinco años y desde que lo dejamos tiene el mal vicio de fumar cuando esta nervioso, bebe demasiado cuando sale por la noche y olvida mi nombre. Os explico esto porque tengo un secreto, y ya es hora de que entendais porque esta historia es mi favorita. Esto es para ti.

Nunca te dije que antes de conocerte yo ya sabia quien eras, sabia que ivas a la misma universidad que yo, que te encantaban las morenas y frecuentabas las cervecerias mas cercanas al centro de barcelona. Me enamore de ti un día en las ramblas, cuando te encontré susurrandole a una morena de piernas largas algo sobre llevarla a tomar unas copas y ver la luna. Conocía la forma en la que tus ojos me miraban, la forma en que me sonreias, tus vicios y malas costumbres, tus cosquillas y tus puntos débiles. La tarde en que te conocí no fue casualidad, yo estaba en esa cervecería que tanto te gustaba, te vi y quise invitarte a la ultima, esperé a que me llevaras a la luna. Yo ya te conocía, me enamore de ti antes de saber tu nombre y cuando lo supe, lo convertí en mi palabra favorita, hoy si me preguntas, sigo susurrandola. Después llegaron los besos, las noches en tu casa o en la mía, las visitas a la luna, los viajes a tu cama y las promesas en la mía, planes de futuro, un anillo de mentira y nombres para nuestros hijos, los celos, tus borracheras y malas miradas, tú, equivocandote de piernas, mi posesividad y mis ganas de bailar con otro, mi gusto por el camarero detrás de la barra, y sin darnos cuenta nuestro final.

Y entonces, que pasa cuando el amor de tu vida sabe de ortografía y escribe un punto y tu llegas y le dedicas un final? Aparece mi historia, aparece una Claudia y un Hector, ese camarero tan guapo llamado Mario y su mejor amiga Alicia, las piernas en las que se perdió Hector con nombre de Sofia y su ex rompecorazones Carlos. Surgen variantes, historias nuevas, otros corazones involucrados, nuevas sonrisas, otros sabores para los besos.

Pero yo sigo aqui, esperando a que me llames de nuevo y que esta vez no me consuma el miedo y pueda contestarte y decirte que puedo, que quiero intentarlo, que nunca me ha sonado tan bien eso de una segunda oportunidad.

Nosotros, que nunca tuvimos suerte, nos encontramos, locos, capazes, encontramos la suerte en los ojos del otro y que bonito.

miércoles, 6 de julio de 2016

Mario y Alicia (desde el principio)

Cuando te sonreía, dejabas tu mundo y te volvias loco en el suyo.

Soy Mario, sí lo sé, mi historia ha tenido un final felíz, pero antes de todo, hubo un principio, un hola me llamo Mario y estudio para ser un buen abogado, qedaron noches de insomnio porque te habían roto el corazón y largas tardes de cervezas y risas.

Hubo una noche en concreto Alicia, creo que fue esa noche, me volví loco por tu mundo. Llegabamos tarde a la fiesta de cumpleaños de una de tus mejores amigas, yo no quería ir, pero nadie puede resistirse a una sonrisa tuya, llegamos y la gente ya iva etílica, necessitabas emborracharte y olvidarte de ese rompecorazones con el que salías. Pedimos cuatro chupitos de tequila y bailamos todas las canciones que el dj ponia, se te acercaban los chicos, te pedían  el teléfono y tu los rechazabas con una sonrisa.

-"No gracias, hoy tengo todo lo que quiero". Yo sonreía como un tonto porque me elegias a mi antes que a ellos. Después  las copas siguieron, mas chupitos, tres cervezas, ya no recordaba ni mi nombre, el tuyo si, siempre lo recordaba.

Nos fuimos a casa a eso de las seis de la mañana, borrachos y riendonos de tonterias, me explicabas que ya no te dolía, pensar en él ya no te causaba arritmias, que era otro quien te las provocaba.

-"Quien es ahora Ali? Quien te provoca arritmias". Ella me respondió con la mirada, sabía lo que iva a decir.

-"Tú." Y luego me besó. Nos conocimos más  esa noche, descubrí mi lunar favorito en su cadera, una risa distinta para mi colección, su nombre en mis labios, cosquillas en el cuello y un tatuaje en las costillas.

Nos dormimos sobre las ocho de la mañana, al día siguiente no estaba, no volvimos a hablar del tema, hicimos como si nada.

Hace unos meses me volvió a sonreír como en aquel bar, sabéis la historia, quise conquistar su mundo, su sonrisa y a ella.