viernes, 8 de julio de 2016

Claudia (carta a..)

Nosotros, que nunca tuvimos suerte, nos encontramos, locos, capazes, encontramos la suerte en los ojos del otro.

Soy Claudia, tengo veinte años y la mala costumbre de usar siempre vocales, estoy enamorada, del amor, de los imposibles y de Hector. Hector tiene veinticinco años y desde que lo dejamos tiene el mal vicio de fumar cuando esta nervioso, bebe demasiado cuando sale por la noche y olvida mi nombre. Os explico esto porque tengo un secreto, y ya es hora de que entendais porque esta historia es mi favorita. Esto es para ti.

Nunca te dije que antes de conocerte yo ya sabia quien eras, sabia que ivas a la misma universidad que yo, que te encantaban las morenas y frecuentabas las cervecerias mas cercanas al centro de barcelona. Me enamore de ti un día en las ramblas, cuando te encontré susurrandole a una morena de piernas largas algo sobre llevarla a tomar unas copas y ver la luna. Conocía la forma en la que tus ojos me miraban, la forma en que me sonreias, tus vicios y malas costumbres, tus cosquillas y tus puntos débiles. La tarde en que te conocí no fue casualidad, yo estaba en esa cervecería que tanto te gustaba, te vi y quise invitarte a la ultima, esperé a que me llevaras a la luna. Yo ya te conocía, me enamore de ti antes de saber tu nombre y cuando lo supe, lo convertí en mi palabra favorita, hoy si me preguntas, sigo susurrandola. Después llegaron los besos, las noches en tu casa o en la mía, las visitas a la luna, los viajes a tu cama y las promesas en la mía, planes de futuro, un anillo de mentira y nombres para nuestros hijos, los celos, tus borracheras y malas miradas, tú, equivocandote de piernas, mi posesividad y mis ganas de bailar con otro, mi gusto por el camarero detrás de la barra, y sin darnos cuenta nuestro final.

Y entonces, que pasa cuando el amor de tu vida sabe de ortografía y escribe un punto y tu llegas y le dedicas un final? Aparece mi historia, aparece una Claudia y un Hector, ese camarero tan guapo llamado Mario y su mejor amiga Alicia, las piernas en las que se perdió Hector con nombre de Sofia y su ex rompecorazones Carlos. Surgen variantes, historias nuevas, otros corazones involucrados, nuevas sonrisas, otros sabores para los besos.

Pero yo sigo aqui, esperando a que me llames de nuevo y que esta vez no me consuma el miedo y pueda contestarte y decirte que puedo, que quiero intentarlo, que nunca me ha sonado tan bien eso de una segunda oportunidad.

Nosotros, que nunca tuvimos suerte, nos encontramos, locos, capazes, encontramos la suerte en los ojos del otro y que bonito.

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