Verte sonreír de nuevo, como antes. Coger un tren a ninguna parte. Hacernos felices.
Ha pasado un mes desde que Hector y Claudia tuvieron miedo. Desde entonces, han habido cartas, mensajes de watssap, llamadas a altas horas de la madrugada, sonrisas cómplices desde el otro lado del teléfono, una promesa de volverse a ver, de vencer el miedo.
Hector va etílico, hace más de un mes que no ve a Claudia y tiene miedo. Hoy a salido a bailar y ha beber. Hoy ha querido olvidar. Le ha puesto el nombre de su ex a tres chicas esta noche, ninguna con sus piernas. La primera se llamaba Maria, llevaba el pelo recogido y una sonrisa de ganadora, se ha acercado y le ha pedido un cigarrillo.
-Lo siento preciosa estoy dejando el vicio. Maria le ha sonreido y le ha invitado a un chupito, Hector ha olido su perfume después de un beso en el cuello, se ha dado cuenta que no era ella.
La segunda chica se llamaba Carolina y tenia la voz muy dulce y unas piernas kilométricas, Hector le ha inviatado a la última y le ha susurrado algo sobre llevarla a la luna, ella ha sonreido y no ha causado ningún efecto en él, esas piernas no hacen juego con su risa.
La tercera chica se llamaba Alicia, era rubia y estaba sentada a un lado de la barra hablando con el camarero. Hector se ha acercado y le ha pedido fuego, esta noche sus vicios estan permitidos.
-Hola guapa tienes fuego? Si quieres luego podemos hacer magia en algún rincón de Barcelona. El camarero se ha puesto tenso y Alicia lo ha mirado para calmarlo.
-Lo siento cielo, pero esta noche tengo todo lo que quiero. Ese chico que ves detras de la barra conquistó mi mundo hace tiempo y parece que el tuyo está deshabitado. Deberías ponerte los pantalones de chico grande y conquistar el mundo de alguna chica con suerte.
Son las seis de la mañana y Claudia abre la puerta, un Hector muy borracho le pide que sonría de nuevo, como antes. Coger un tren a ninguna parte. Ser felices.
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