martes, 21 de junio de 2016

Alicia y Mario (adictos)

Cuando menos te lo esperas el miedo vuelve, recaes como una adicta a las drogas, siempre con la esperanza de que esta vez, será la última, que después, te curaras.

Son las cuatro de la madrugada y Alicia le da la bienvenida al insomnio, su teléfono no ha parado de sonar y tiene seis mensajes en el contestador de voz, todos con el nombre de Mario.

Digamos que estamos en un bar de Barcelona, las copas corren a cuenta de Mario y no ha dejado de beber, dos ron con cocacola, tres chupitos de tequila, una cerveza, ha perdido la cuenta, entre el quinto y sexto cubata a pillado el móvil, la cabrona no lo coge, sabe que tiene problemas de insomnio y seguro que está  despierta, sigue sin contestar.

-Vamos, estoi en tu garito favorito compartiendo unas cervezas con unos desconocidos, deja de pensar en el estirado de la uni y sal a tomarte algo. Deja tres o cuatro mensajes más después de ese, todos bastante parecidos.

Supongamos que Alicia ha escuchado todos los mensajes, al escuchar su voz a sonreído,  síntoma de que no puede contestarle. Hay noches más débiles, noches como esta en la que se dejaría llevar y cogería las llaves del coche, se iría al fin del mundo si él lo pidiera. Alicia deja el móvil y se promete llamarle mañana.

Mario se tambalea, va etílico y lo único  que le apetece es una rubia y perderse en esas ojeras que sabe que tiene, toca el timbre dos veces, al tercero abren la puerta.

-Creo que me estoy enamorado. No te asustes, no pongas esa cara, no es de ti, es de Alicia. Las palabras salen de su boca atropelladas.

Digamos que Claudia abre la puerta a las seis de la mañana y se encuentra a un Mario demasiado pasado, balbuceando cosas sin sentido, él, enamorado, no de mí, de una chica con nombre de pelicula.

Alicia sige sin poder dormir, no a podido dejar de pensar en él, en cómo estará, si habrá llegado a casa bien, si estará con la morena de piernas largas que tan loco le vuelve a él y tanto dolor le provoca a ella. Vamos, despierta Alicia, estas con un chico maravilloso, Mario nunca podría hacerte feliz, ya lo ha intentado. Alicia por fin  duerme, son las siete de la mañana y la mentira que ella a creado, esa en la que Mario no duele, es real. Se ha hecho adicta a las mentiras.

Mario y Claudia descansan en una cama de un metro noventa y muchos secretos, hoy, ha sido él quien a gritado otro nombre. Adicto a no sentir nada, a recaído a lo grande, algunas drogas, son difíciles de superar.

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