No se como decirte que tengo frío, desde que no estás, tengo frío, por eso escribo de noche y soy adicta al insomnio, no me importa, no me quejo de no poder dormir por las noches, o de tener las ojeras mas bonitas de toda mi casa, simplemente me apetecía escribir un poco sobre tu ausencia y como no se explicarte que vuelvo a tener frío.
Desde que tus manos ya no me sirven como salvavidas tengo frío, la sensación es como un escalofrío leve desde la punta de los pies hasta llegar a la nuca y es entonces cuándo me acuerdo de ti. Cuándo tengo frío y no estás y ya no se cómo explicarte, que necessito que me tapes por la noche y me susurres al oído que mañana cuándo abra los ojos, me voy a ver reflejada en los tuyos.
Y luego me besas, y ese escalofrío vuelve a aparecer, y a mí que me encanta la sensación me vuelvo adicta. Después te escribo, y te suplico que vuelvas, que el café sabe amargo sin tus buenos dias, te describo como un rompecorazones, con el pelo castaño y los ojos claros, con una risa de niño pequeño y con la mala costumbre de fumar.
Y te evaporas, como el humo de tu último cigarro, aquel que te fumaste en mi cuarto mientras me decias que necessitavas irte, que te habías cansado de mi poesía y de la forma trágica que tenía de escribirnos
Y ahora, como decirte que tengo frío sin pedirte que vuelvas, que nos quedaron muchas cosas pendientes, versos, algunos besos y una cerveza en el bar de enfrente.
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