martes, 14 de junio de 2016

Héctor y Sofía

A veces el amor araña, desgarra, a veces el amor ahoga, te posee, duele, pero siempre vale la pena.

Héctor se despierta con una resaca inolvidable, e inolvidable fue la noche, estamos a tres de abril, un día menos piensa, estira los brazos y encuentra un cuerpo justo a su lado.

Digamos que Héctor dejó el garito en el que estaba a las cinco i media de la mañana, con una morena de ojos verdes que no paraba de reír, él solo cerró los ojos e imaginó unas piernas largas y gritó otro nombre.

La chica que descansa en la cama de Héctor  se llama Sofía, vive en el centro y esta en rehabilitación por un corazón roto. Ayer salió y se paso de su regla de solo dos cervezas y tres chupitos, al quinto dejó de contar, entonces este chico tan guapo y triste se le acerca y le dice que le recuerda a alguien, ella le sonríe.

-Supongo que tengo una cara común, le suelta con la valentía que únicamente le da el alchol.
-Lo que pasa, morena, es que no puedo dejar de pensar en ella, hoy hariamos cuatro años y no paro de ponerle su nombre a tu cuerpo.

Sofía no recuerda la hora que es, esta cogida de la mano de Héctor y van dirección a un edificio alto y de buena apariencia. Después de eso todo es bastante borroso, algunos besos, unas caricias, el nombre de otra llena la habitación y después el humo de dos cigarros sella la noche.

Héctor se levanta con dolor de cabeza, mira el móvil y ve que tiene tres mensajes y dos llamadas perdidas, ninguno con su nombre. Maldice en voz baja e intenta llamarla.

-Hola, soy yo, en este momento seguramente este ocupada o no quiera hablar contigo, ya sabes que hacer. El contestador se burla de él.

Supongamos que Héctor prepara café para dos y le lleva el desayuno a Sofía a la cama, le sonríe al verla y le pregunta que tal ha pasado la noche. Sofia se sincera y le confiesa que no recuerda demasiado, que se pasó con el alchol y le da las gracias por el desayuno.

El teléfono de Hector suena y a Sofía le entra la curiosidad, él, intencionadamente corre al salón y lo coje al tercer timbre. Sabe que es ella.

-Anoche te vi, era la morena bailando con el camarero, estabas tan guapo, siges fumando, soy una cobarde, lo siento, me entró pánico, verte, tenerte a menos de medio metro, perdona si te lo repito pero estabas precioso.
Antes de que Héctor pueda contestar, Sofía sale de la habitación y lo rodea con sus manos por la cintura.

-Si quieres repetimos lo de anoche, te aseguro que esta vez me acordaré. Héctor  sin decir nada y sabiendo que Claudia lo ha escuchado todo, cuelga el telefono y se da la oportunidad de volver a sentir, de repetir con Sofía algo que no recuerda, esta vez Héctor se ha propuesto no gritar su nombre, todavía le duele el corazón, y más ahora que ha vuelto a escuchar su voz, pero como suelen decir...

A veces el amor araña, desgarra, a veces el amor ahoga, te posee, duele, pero siempre vale la pena.

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