domingo, 7 de agosto de 2016

Héctor

Nunca se lo dije, pero ese día en la cervecería cambió mi mundo, lo cogió y lo puso patas arriba, me dió un motivo para creer en el amor, con esas piernas y su sonrisa cualquiera se enamoraria de ella, me dió un motivo para creer en ese amor que te mantiene con vida.

Desde que cruzó la puerta de esa cervecería me enamore de ella, llevaba unos pantalones tejanos que abrazaban sus kilométricas piernas y una sonrisa para parar vidas. Me invitó a la última y me susurró que se llamaba Claudia. Bebimos de más esa noche, ella no paraba de hablar sobre un garito con una música increíble y yo solo quería verla bailar, después de un par de tropezones llegamos a su casa y por primera vez la escuché reirse de algo que yo le había dicho. Su risa, desde ese momento se convirtió en mi melodía.

Seguimos bailando, ahora en una cama de noventa y con menos ropa, no me di cuenta de lo bonito que és que la persona correcta grite tu nombre, que te sonria y te mire a los ojos como si todo su mundo se hubiese vuelto adicto por el tuyo.

Esa noche hablamos sobre promesas, sobre todos los viajes que nunca llegariamos a hacer, seguí escuchando su risa, le pedí que se casara conmigo y hablamos sobre posibles nombres para nuestros hijos. Nos besamos, esa noche descubrí que los besos llevan sabores y de sus labios salía mi favorito, también le prometí llevarla a la luna todas las noches apartir de esta, que nunca me equivocaria de piernas.

Que bonita esa primera noche, después  vinieron los celos, los atajos a otras piernas, un sabor distinto para los besos. Nunca hicimos ningún viaje, nunca llegó a responderme que sí, y todavía seguimos buscando nombres para nuestros futuros hijos. Pero sonrie, se ríe y sigo creiendo que és la melodía más bonita que nunca eh llegado a escuchar. Sigue dandome la vida que me falta y sigo creiendo que gracias a ella eh encontrado ese amor del que todos hablan.

Me volví loco por una chica morena, con unas piernas kilométricas y con el nombre más bonito del mundo, bueno, al menos del mío.

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